
Hace algunos meses Peter Sloterdijk decía en una entrevista que ante esta pandemia no será fácil el regreso a la «nueva frivolidad». Yo lo creo sobremanera. Pues como humanxs que somos tendemos al egoísmo en sus múltiples facetas.
Sí hemos visto y experimentado lo complicado que es vivir sin los elementos cotidianos acostumbrados: salir sin cubrebocas, salir a tomarse un café, visitar amistades, ir al cine, disfrutar del teatro, subirte al transporte sin que estés cuidando de no tocar nada, cuidar la distancia personal, lavarte las manos en cada acto… Y un largo etcétera. El poco o mucho privilegio al cual estábamos acostumbrados se ha ido. Y aunque algunas espectativas se han librado de esto, aún nos quedan otras que cambiarán radicalmente.
Precisamente es este punto del cambio el que merece atención, pues aunque nos volvamos más frívolxs sí cambiamos durante esta pandemia. Hemos vuelto a un periodo anterior de vivencia, hemos aprendido a sobrellevar el encierro junto a alguien, hemos puesto sazón a la comida que hacemos, hemos aprendido a vivir nuestra privacidad en compañía de otrxs, hemos puesto empeño en trabajar desde casa, hemos aprendido que hay un mundo afuera dispuesto a romper nuestra tranquilidad cuando le plazca.
Si he de responder a la pregunta del título diría que sí, seremos distintxs, igual o peor de frívolxs, a cuya exigencia capitalista estamos acostumbradxs, pero igual o más humanxs.